siete plaguicidas tóxicos
Hola amigos, hoy vamos a tocar un tema que sé que será de interés para todos ustedes, los plaguicidas. La toxicidad de dichos elementos afecta a la colmena y al ecosistema en su totalidad, es decir también a los seres humanos, es por ello importante estar al tanto de este tema.
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Los plaguicidas
Sobre la base de las pruebas disponibles en cuanto al uso de plaguicidas en Europa y su impacto en las abejas y otros polinizadores, Greenpeace ha elaborado una lista de plaguicidas tóxicos para las abejas que deberían eliminarse del medio ambiente para evitar cualquier envenenamiento grave con efectos letales, y daños subletales potenciales, en los polinizadores.
Partiendo de las pruebas científicas actuales, Greenpeace ha identificado siete insecticidas químicos prioritarios cuyo uso debería restringirse y que deberían eliminarse del medio ambiente para evitar la exposición de las abejas y otros polinizadores silvestres a ellos.
Los siete insecticidas prioritarios son:
- imidacloprid,
- tiametoxam,
- clotianidina,
- fipronil,
- clorpirifos,
- cipermetrin y
- deltametrin.
La Tabla 1 contiene un breve resumen de las características de cada plaguicida y algunas referencias que prueban los posibles daños que pueden causar, así como la necesidad de aplicar el principio de precaución para eliminar su presencia en el medio ambiente.

Insecticidas
En particular, los insecticidas suponen el riesgo más directo para los polinizadores. Como su nombre indica, se trata de sustancias químicas diseñadas para matar insectos.
Por lo general, se aplican ampliamente en el medio ambiente en torno a los cultivos. Aunque el papel relativo de los insecticidas en el descenso global de las poblaciones de polinizadores sigue estando poco definido, es cada vez más evidente que algunos, en concentraciones aplicadas hoy en día de forma rutinaria en la agricultura intensiva, ejercen claros efectos negativos en la salud de los polinizadores, a nivel individual y de colonia.
Los efectos subletales observados para dosis bajas de insecticidas en las abejas son varios y diversos. Se pueden clasificar en:
1) Efectos fisiológicos de distintos niveles. Por ejemplo, se han medido en términos de tasas de desarrollo (es decir, el tiempo requerido para alcanzar la edad adulta) y malformaciones (como en las celdillas de los panales).
2) Alteración del patrón de pecoreo. Por ejemplo, efectos evidentes en el aprendizaje y la orientación.
3) Interferencias en el comportamiento alimentario, mediante efectos repelentes, que inhiben la alimentación o de reducción de la capacidad olfativa.
4) Impacto de los plaguicidas neurotóxicos en los procesos de aprendizaje. Por ejemplo, se han constatado problemas en el reconocimiento de flores y colmenas, de orientación espacial, que son muy relevantes y han sido estudiados y ampliamente identificados.
Estos efectos negativos sirven como advertencia de los impactos inesperados que los plaguicidas tóxicos para las abejas podrían tener en el conjunto de polinizadores. Y son un recuerdo de la necesidad de aplicar el principio de precaución para protegerlos.