LA POLINIZACIÓN
Hola Amigos, muchos hemos escuchado o leído acerca de la polinización y lo importante que es para el planeta, sin embargo pocos conocemos la razón por la cual la abeja es tan importante en este proceso, es por ello que les brindo esta información.
La polinización es el paso del polen desde el estambre de la flor (elemento masculino) hasta el estigma del pistilo (elemento femenino) mediante el que se produce la fecundación.
Las flores perfectas (hermafroditas) se autopolinizan, al caer el polen de las antenas en el pistilo sin la intervención de ningún agente externo.
En el resto de especies, el pistilo de la flor necesita recibir el polen de otra para fecundarse. Esas flores pueden estar en la misma planta (melón) o en plantas distintas (kiwi) y necesitan un agente polinizador.
Los dos agentes polinizadores más importantes son el viento y los insectos. El primero, transporta los pólenes pequeños y ligeros (sauces, pinos, encinas, álamos, trigo, maíz, gramíneas, etc.); los segundos, transportan los pólenes gruesos y pesados.
En nuestro caso, las abejas recolectoras al trasladarse de una flor a otra en busca de néctar se impregnan de granos de polen que depositan en el pistilo de otras flores.
Fecundados los óvulos de la flor, se hace innecesario el tránsito de más polen por lo que se interrumpe la secreción de néctar, forzando a las abejas a visitar otras flores. La relación entre planta y abeja es muy estrecha de tal forma que algunas especies sólo se reproducen si hay abejas.
Hay estudios que demuestran que el equilibrio de muchos ecosistemas dependen de las abejas, de tal modo que los años de gran actividad apícola se corresponden con el aumento de la masa vegetal en los años siguientes y mayor cantidad de frutos silvestres, lo que lleva a un mejor desarrollo de muchas especies faunísticas.
Ello nos indica que la importancia de la apicultura no radica tanto en los productos de la colmena, cuanto en la acción polinizadora que llevan a cabo las abejas, pues se calcula que los beneficios indirectos generados por estos insectos superan en más de 15 veces todos los productos apícolas.
En concreto, la producción agrícola aumenta de media entre un 20 y un 30%; 80% el kiwi; 55% las mandarinas; 30% el girasol; 20% las legumbres; 13% las manzanas; etc.
Y, lo que es más importante, el tamaño y la calidad de los frutos y semillas es mejor, más uniforme y sin deformaciones.