Los principales elementos de atracción floral para las abejas son los nectarios, seguido de la coloración de las flores, aromas, arquitectura de la planta y la forma de la flor.
Nectarios: son los órganos que secretan néctar y pueden ser florales (Figura 11) o extraflorales.
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La producción de néctar varía por influencia de factores genéticos, climáticos y condiciones de suelo.
- Humedad relativa: una alta humedad atmosférica produce una disminución de la concentración de azúcares y por el contrario, si es muy baja, la desecación impide que el néctar sea libado por la abeja.
- Gradiente térmico: la temperatura óptima se sitúa en forma general entre los 12 y 25 °C, ya que temperaturas mayores aumentan la evapotranspiración de la planta, superando a la cantidad de agua absorbida por las raíces, provocando el cierre de los nectarios. Si la temperatura es muy baja, las plantas detienen sus funciones fisiológicas.
- Viento: el viento muy fuerte puede secar los nectarios rápidamente. Una alta luminosidad implica un mayor nivel de fotosíntesis que provoca un aumento en la producción de azúcares.
- Suelo: se ha señalado la influencia del fósforo y el potasio en la síntesis de azúcares. De igual forma, es importante el contenido de agua del suelo ya que influye en forma directa sobre la cantidad de néctar producido.
- Coloración de las flores: los colores de las flores son más complejos de lo que nuestra visión nos permite detectar ya que incluyen el ultravioleta. Las abejas poseen receptores para el espectro UV, logrando percibir complicados diseños que convergen hacia el centro de la flor guiándolas hacia el néctar. El rojo es percibido como negro por estos insectos.
- Aromas: cuando una planta pasa del estado vegetativo al reproductivo se produce una gran liberación de volátiles denominada ‘estallido de olor’, que tiene como función atraer a los polinizadores. Estas sustancias se liberan a través de osmóforos, órganos localizados en los pétalos. La distancia a la que las abejas responden a la detección de aromas naturales alcanza un par de metros.
- Arquitectura de la planta. La estructura básica de la organización o la forma de crecimiento de la planta es un rasgo fijo especie-específico que no puede ser alterado por cambios ambientales. La modificación de la arquitectura de la planta y la pérdida de dominancia apical pueden retrasar la floración, pudiendo perder el máximo natural de polinizadores. Por otra parte, se ha reportado que un menor atractivo de los atributos florales puede derivarse de la herbivoría extrafloral y disminuir la actividad de los polinizadores. Por otro lado, la separación espacial entre sexos (hercogamia), es considerada como un método de evitar la autopolinización, de manera que la autopolinización intraflor puede ser facilitada cuando los estambres se encuentran muy cerca del estigma.
- Forma de la flor. La relación existente entre el sistema de reproducción y la forma de vida de las plantas ha sido ampliamente estudiada. Algunos estudios comparativos muestran que las especies anuales presentan con mayor frecuencia sistemas autocompatibles que las especies perennes. La ocurrencia de autopolinización en especies anuales podría asegurar la reproducción cuando la polinización cruzada se ve desfavorecida por causa de escasez o ausencia de polinizadores, o de potenciales donantes de polen co-específicos.
Fuente: Manual de Apícultura INDAP
Fotografía de : jorgeapicultor